¿Cómo llegamos aquí?
¿Por qué tantos de nuestros jóvenes del centro de la ciudad terminan en pandillas, encarcelados, en libertad condicional, abandonando la escuela o algo peor?
Para ayudar a comprender cómo y por qué ciertas opciones y oportunidades (o la falta de ellas) se presentan hoy ante los jóvenes marginados en Los Ángeles y en todo el país, sugerimos algunas lecturas y videos a continuación.
Nuestro deseo es ayudar a los más afortunados a comprender por qué funciona nuestro programa. Fomentar la comprensión y la compasión por los jóvenes a quienes no se les han presentado oportunidades y esperanza. Y fomentar donaciones para ayudar a que nuestros programas estén disponibles para más jóvenes de 14 a 25 años que necesitan nuestros servicios.
La historia de Tim
Nacido en el sur de Los Ángeles, el primer encuentro de Tim con la violencia ocurrió cuando tenía 6 años. El mejor amigo de su madre al otro lado de la calle tenía un hijo llamado George, que era amigo de Tim. La madre de George y su novio tuvieron una disputa doméstica y el novio mató a George. Esta fue la primera vez que Tim recordó haber sentido que si podía matar a alguien y salirse con la suya, le hubiera gustado hacérselo al hombre que mató a George. Tim tuvo muchos más encuentros con la violencia incluso antes de cumplir 18 años. A los 12, la policía mató a dos compañeros de clase y poco después un amigo de la escuela murió durante un juego de ruleta rusa. Rodeado de un ambiente de pandillas, la violencia se convirtió en algo común. El propio Tim recibió un disparo a los 17 años durante una discusión y una vez que se dio cuenta de que no iba a morir, su adaptación a la violencia se concretó... se convirtió en una forma de vida. Sobrevivió a más tiroteos, apuñalamientos, prisión y la peor guerra de pandillas en la historia de California. Hoy reflexiona sobre cómo las autoridades (policía, profesores, consejeros escolares) validaron su mal comportamiento poniéndolo en evidencia y criminalizándolo a una edad temprana. Lo tildaron de delincuente y pandillero. No hubo ninguna distracción, ni le aconsejaron que abandonara la vida de pandilla. Una vez que salió de prisión en 2015, dedicó su tiempo a asesorar a jóvenes que le recuerdan a su yo más joven. Él asesora a los jóvenes a través del trauma y les ayuda a aprender a resolver conflictos. Quiere que los maestros y las autoridades vean algo más que un niño con mal comportamiento. Quiere que el sistema deje de matar sueños y empiece a ayudar a los jóvenes a soñar en grande.